Lo hicieron.

Toda una vida llena de alegrías, de lamentos, de tristezas, de buenos y malos momentos. Una vida repleta de pequeños trozos que llegan a formar a una persona, a esa persona que nos consideramos, que creemos que somos, así es como nos definimos. Así nos vemos cada día delante del espejo cada mañana, o al pasar y ver el reflejo en un escaparate en una tienda. Unos días sonreímos y otros no, simplemente seguimos caminando intentando ignorar que hoy no estamos tan bien como quisiéramos. Mirando a nuestro alrededor y vemos que las demás personas esta igual, mejor o peor que nosotros, siempre teniendo un punto de vista desde nosotros mismos. Pero todo eso llega a detenerse en un momento en un solo segundo, una luz cegadora llegando por todos sitios. Una luz caliente, blanca, pura. En un segundo todos esos momentos que hemos pasado se convierten en un suspiro, en un momento olvidado en el tiempo, del cual ya nadie ni nada tendrá constancia. Ya nadie recordará, ya nadie echará de menos, ya nadie amará, ni nadie odiará. En un momento desaparece todo sin dejar ni el mas mínimo rastro de existencia. Ni dioses ni demonios, ni llantos ni risas, ni amor ni odio, todo desaparece en un segundo. No somos ni conscientes de lo que esta pasando, no somos conscientes de que ya no seremos mas lo que somos. Dejamos atrás nuestro pequeño hueco en la historia, en nuestra historia, que ya nadie podrá contar ni recordar porque ya no habra nadie para recordarlo.

Comentarios

Entradas populares