. . .

Me imagino conduciendo mi coche y siendo arrojado fuera de la carretera. Me imagino montado en un avión envuelto en llamas al intentar aterrizar en mitad de la noche. Me imagino en lo mas profundo de la selva atacado por la peor de las bestias. Me imagino huyendo de una masa de cemento en la que se ha convertido mi casa. Me imagino en pleno vuelo espacial y mi traje poco a poco vaciando el oxígeno. Caminando sobre lava, nadando en un mar de pirañas, bebiendo chupitos de ácido, saltando al vacío sin red, disparando el botón de una granada sin soltarla, mirando fijamente la luz de la maquina de rayos X. Metiendo la cabeza en la boca de un cocodrilo, rociándome con gasolina en una barbacoa, saboreando el plomo de una bala mientras pasa por mi lengua. Sudando la sangre que brota por mi nuca, cayendo al suelo a la velocidad del plomo, rebotando como lo que finalmente eres, algo inerte, algo que ya solo valdrá para el recuerdo, y algo que al final se olvidará. Lástima que todo eso no es mas que un acto de mi imaginación, no es mas que el dolo que siento por no poder llevar a cabo lo que realmente quisiera, lo que realmente necesito. No es envidia por el que tiene, es dolor por el que tiene y no sabe ver lo que posee. El peso de una condición, de una pregunta, de un acto, puede llegar a conducir a la mas grande de las locuras, es la puñalada de la verdad la que mas duele, es la puñalada de las falsas reacciones, la puñalada del dolor que te llega hasta lo mas profundo del corazón. La fuerza me abandona de nuevo, la llama de lo que ya no es y de lo que nunca será, arderé en el fuego de lo mas profundo de mi infierno esperando el momento de marchar a otro lugar, en otro tiempo, esperando ser mas afortnado de lo poco que me siento ahora.