Ciudad Vacia


Mañana fría donde las haya, silenciosa, sin ningún sonido a mi alrededor. No logro escuchar a nadie ni a nada, es como si todo el mundo se hubiese marchado, dejándome atrás, en un mundo apagado de ideales y mentiras contenidas.
Miro por la ventana de mi habitación y lo mas lejos que me deja ver es el vacío parque en donde ya no juegan niños, no corren perros, ni hablan abuelos. Enciendo la radio pero de ella no logro extraer mas sonido que el de la nieve al caer en un campo helado. La televisión, muda como la película vieja enganchada en el súper 8. La calle no muy diferente de como la había visto por última vez, ya nadie se preocupaba de cuidarla, vigilarla o bien, quererla.
Basura amontonada en las aceras, en el asfalto. Coches abandonados en medio del olvido de lo que antes llego a ser un cruce transitado. Sigo caminado sin un temor que llene por completo, pero tampoco sin la necesidad de encontrar a nadie mas en esta ciudad abandonada, en este reducto de una civilización que ya no mas creara ruido ni contaminación. Aún perdurará nuestra huella en este nuestro azul planeta, que ya nunca podría volver a ver con los ojos de quien lo ve desde el inmenso vacío del universo.
En el mercado, las ventas han parado, la comida se ha estropeado, y los animales también podrían haber aprovechado. Silencio en la comisaría, en la corsetería, en cualquier lugar donde miraría. Miro el cielo, un cielo mas azul que nunca, un cielo que se abre ante mi, tal y como antes las personas se cerraban a mi alrededor, como antes los demás ignoraban mi presencia.
Tal vez este sea el mundo que me merezca, el mundo en donde no haya nadie que me ignore, tal vez a veces deseamos demasiado en voz alta, y sin querer, a veces nos escuchan...


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